6 preguntas y respuestas sobre la ganadería industrial
No son pocas las personas que me preguntan
por mi estilo de vida libre de productos animales. Los comentarios que he
recibido han sido espectacularmente variados, aunque todos tenían algo en común:
la falta de contexto.
Aunque todos sabemos de dónde
viene la carne que comemos o los huevos que freímos, no somos del todo conscientes
de las condiciones en las que se producen estos alimentos. Y siendo algo que
consumimos a diario, es importante deshacernos de cualquier ignorancia que
tengamos al respecto.
Al igual que preguntamos de dónde
vienen nuestras verduras o dónde se ha hecho el jarrón de comedor, también
podemos reclamar información sobre lo que ponemos en nuestros platos.
Hoy te traigo 6 preguntas frecuentes respecto a la ganadería industrial y el negocio de la carne,
con sus 6 respuestas.
1. ¿Qué es la ganadería industrial?
La ganadería industrial, también
conocida como cría intensiva, es la práctica en la que algunas especies de
animales son reproducidas masivamente con la finalidad de hacer de ellos comida. También, es la causa número uno de crueldad animal a nivel mundial.
Y es que los animales son
considerados meros productos o máquinas, cuya única función es producir carne. Si
bien existe el concepto de bienestar animal, difícilmente se cumple en estas
instalaciones, que se asemejan más a una fábrica que a una granja.
2. ¿Por qué existe la ganadería industrial?
Esta práctica tiene un impacto
muy negativo no solo en la vida de los animales, sino también en nuestra salud
y en el planeta. Siendo así, ¿por qué sigue existiendo?
Principalmente porque se
mantiene, en parte, secreta. La gran demanda por carne y productos animales
baratos ha hecho que los animales paguen con condiciones pobres y espacios cada
vez más pequeños. Condiciones que no se nos permite ver o documentar de ninguna
manera.
3. Pero, ¿no tratan bien a los animales?
Se les da agua y comida –pero
ni es suficiente, ni se cumplen las condiciones para que los animales vivan una
vida digna.
Por una parte, el alimento que se
les da es normalmente pobre en nutrientes, hecho únicamente para engordar. Tampoco
se les permite mover libremente –ya sea para que la carne sea todo grasa, y no
músculo, o para optimizar en espacio-, algo que les afecta a su salud física y
mental.
Por otra parte, es habitual que
en esta práctica se recurra a procedimientos de mutilación (uñas, dientes,
picos, colas) y castración, casi siempre sin anestesia. Por no mencionar la
propia matanza, que no es tan “humana” como muchas empresas alegan.
No hay que olvidar que los
animales, incluidos los cerdos, las vacas y las gallinas, son seres sintientes
como nosotros. Eso quiere decir que tienen capacidad de sufrir y sentir, y que
muchos de ellos tienen necesidades que van más allá de la alimentación: quieren
comunicarse, quieren andar libremente, quieren jugar, quieren explorar.
El llamado bienestar animal se
basa en que todo animal debería tener 5 libertades básicas: libertad de hambre
y sed, libertad de incomodidad, libertad de dolor, heridas o enfermedades,
libertad para expresar su comportamiento normal, y libertad de miedo y
angustia.
En la ganadería industrial,
cuatro de las cinco libertades son violadas a diario. Y es que cuatro gallinas
apretadas en un espacio equivalente a un folio de papel ni pueden moverse con
libertad, ni pueden expresar su comportamiento natural. La angustia y el estrés
les provocan malestar y reacciones agresivas y autodestructivas.
Y por supuesto, el miedo en el camino
hacia el matadero es real.
4. ¿No habrá demasiados animales si consumimos menos carne y huevos?
Todo lo contrario. La ganadería
industrial es un negocio de reproducción y cría masiva de animales. Si
consumimos menos y hay menos demanda, habrá también menos reproducción.
Tampoco necesitamos esta práctica
para producir suficiente comida.
De hecho, la ganadería industrial
reduce más que contribuye a la producción global de alimentos, ya que su
intensidad requiere de toneladas de maíz y otros granos para alimentar a los
animales –a cambio de muy poca comida como resultado, normalmente solo
accesible para unos pocos.
El consumir menos productos
animales deja lugar a más espacio y recursos para productos vegetales, capaces de dar más y llegar a más personas. Por eso organizaciones como las Naciones Unidas llevan años ya anunciando la
importancia de reducir nuestro consumo de carne.
5. ¡Pero esta industria alimenta la economía!
En realidad, es más bien un
peligro. La ganadería industrial necesita una cantidad enorme de recursos que
son limitados para el planeta. Desde toneladas de agua y hectáreas de tierra
(una de las causas principales de deforestación) hasta una cantidad enorme de granos y cereales.
Según Oxfam, “la creciente
demanda de cereales para alimentar al ganado es probable que suba los futuros
precios de la comida mucho más allá de los límites de accesibilidad para las
personas más pobres del mundo”.
Con el impacto negativo que tienela ganadería, que agrava a la vez que es agravada por el cambio climático, toda
nuestra sociedad se va afectada –ya que, tanto física como económicamente
dependemos de la salud del planeta.
6. Entonces, ¿podemos vivir sin ganadería industrial?
Sí. Es más, nuestro futuro
depende de ello.
Ante esta práctica totalmente
insostenible y moralmente debatible, tenemos la opción de optar por un sistema
que apueste por una mejor gestión de los recursos naturales, que sea más
accesible y asequible para todos y que beneficie tanto a humanos como animales.

Cada día tenemos más de tres oportunidades en las que hacer un voto con nuestro plato. Qué votas exactamente, está en
tus manos. Pero como lo haces en política, procura siempre conocer siempre por
qué estás apostando.
¡Una sola persona puede marcar la
diferencia!
0 comentarios